
De forma tradicional, en odontología el aeropulidor se utilizaba con polvo de bicarbonato (cuyo tamaño de partícula es de 65 micras) para la eliminación de las tinciones dentales (por ejemplo, manchas de café, tabaco, etc.). Se obtenían buenos resultados, ya que, el bicarbonato tiene capacidad abrasiva, motivo por lo que requiere de un adecuado manejo para no ocasionar daños en las encías, mucosas, lengua y materiales de restauración como la porcelana o el composite.
En la actualidad, los aeropulidores dentales son una tecnología más evolucionada, tanto en la diversidad de polvos a usar como en el campo de acción y aplicación del propio aeropulidor. Existen polvos con un tamaño muy pequeño de partículas, entre 14 y 25 micras como pueden ser la glicina o el eritritol, que no sólo actúan en la eliminación de la gran mayoría de las tinciones, si no qué además desestructuran y eliminan el biofilm oral o placa bacteriana siendo respetuosos con los tejidos blandos y superficies delicadas como la porcelana, brackets e implantes. Por tanto, permite de una forma menos invasiva y confortable para el paciente eliminar la placa bacteriana adherida a dientes e implantes. Se consigue dejar más visible el cálculo dental (vulgarmente sarro), reduciendo de esta manera la necesidad de utilizar el ultrasonido y aplicarlo sólo en las zonas que fuera necesario.
Este avance en la mejora de los polvos, permite usar el aeropulidor para limpiar el diente o implante, tanto por encima de la encía (supragingival) como por debajo (subgingival), de forma eficaz y segura. En los pacientes con periodontitis que presentan bolsas a tratar, el acceso subgingival es imprescindible tanto para favorecer la recuperación como para mantener la estabilidad de los resultados obtenidos a largo plazo. El tratamiento con aeropulidores nos ayuda a minimizar la necesidad de raspar de forma manual y en ocasiones puede sustituir el uso de la cureta. En el campo de la prevención de las patologías orales tanto las que afectan a las encías (por ejemplo, la gingivitis) como las que afectan a los dientes (principalmente, la caries), el aeropulidor es un aliado imprescindible en las consultas dentales. Fundamentalmente, por su eficacia en la desestructuración del biofilm oral que es la causa responsable de estas enfermedades. La tecnología de aeropulidores tiene además otras aplicaciones muy útiles como acondicionar la superficie del diente antes de colocar un sellador de fisuras o de realizar una obturación y se utiliza en diferentes técnicas quirúrgicas donde se precisa la descontaminación de la superficie del diente o del implante.